El gobierno de México entregó a Estados Unidos al narcotraficante Rafael Caro Quintero, quien arribó a Nueva York en un avión de la Armada mexicana. La extradición se produce en un contexto de crecientes presiones por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha amenazado con imponer aranceles del 25 % a productos mexicanos si no se implementan medidas concretas en materia de seguridad y combate al tráfico de drogas y migrantes.
Tras permanecer 20 meses en un penal del Estado de México, Caro Quintero, de 72 años, fue extraditado a Estados Unidos, donde es buscado por el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique ‘Kiki’ Camarena en 1985. Fundador y líder del Cártel de Guadalajara, el llamado “narco de narcos” había sido detenido por primera vez en 1985 en Costa Rica y liberado en México en 2013 debido a fallos judiciales, lo que permitió su regreso al crimen organizado.
La extradición del capo se considera parte de un posible paquete de medidas de cooperación en seguridad entre México y Estados Unidos, que incluiría la entrega de narcotraficantes de alto perfil. La crisis del tráfico de fentanilo, un opioide que ha causado miles de muertes en Estados Unidos, ha intensificado la presión sobre el gobierno mexicano para reforzar su lucha contra el crimen organizado.
Hasta hace unos días, un tribunal colegiado en México había suspendido el traslado de Caro Quintero, argumentando que el juicio de extradición aún no había concluido. Sin embargo, la operación se llevó a cabo en lo que fuentes oficiales describen como un procedimiento “sin precedentes”.
La entrega de Caro Quintero marca un hito en la relación bilateral en materia de seguridad, en un momento en que México busca evitar sanciones económicas por parte de su principal socio comercial.
