Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que clasifica a varios grupos criminales internacionales, incluyendo los carteles mexicanos, la banda venezolana Tren de Aragua y la pandilla salvadoreña MS-13, como organizaciones terroristas. Con esta medida, estos grupos pasarán a integrar una lista de organizaciones terroristas que también incluye a entidades como el Estado Islámico y Al-Qaeda.
La orden ejecutiva, firmada en el Despacho Oval, prohíbe a empresas y ciudadanos estadounidenses proporcionar “apoyo material” a estas organizaciones. En sus comentarios a la prensa, Trump destacó que, aunque México probablemente no vea con buenos ojos esta designación, la decisión era necesaria para combatir el crimen organizado en la región. “México probablemente no quiere esto”, declaró el mandatario.
Al ser interrogado por un reportero sobre si esta designación podría implicar acciones militares en territorio mexicano, Trump respondió de forma enigmática: “Podría pasar, han pasado cosas más extrañas”. Este comentario ha generado especulaciones sobre una posible escalada de la intervención de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en México.
La orden también afecta a los migrantes que puedan estar relacionados con estos grupos. En el caso específico del Tren de Aragua, una organización criminal originaria de Venezuela con presencia en varios países de América Latina, la administración Trump ordenará la deportación de aquellos individuos que sean considerados miembros del grupo. Esta medida tiene un contexto más amplio, ya que el Tren de Aragua ha sido vinculado a múltiples actividades ilegales, incluyendo el tráfico de personas, uno de los negocios más lucrativos para los carteles en la región.
Aunque el Tren de Aragua fue ya sancionado por el Departamento del Tesoro de EE. UU. bajo la administración del presidente Joe Biden en julio de 2023, la nueva orden ejecutiva representa una intensificación de la presión sobre estos grupos. Por su parte, MS-13, una de las pandillas más infames de América Central, ha sido sancionada por el gobierno estadounidense desde 2012, durante la presidencia de Barack Obama.
El impacto de esta decisión podría extenderse más allá de la seguridad y la migración. Expertos advierten que esta clasificación podría afectar negativamente las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México, especialmente en áreas relacionadas con el crimen organizado y el tráfico de personas. Un estudio reciente de la Cámara de Comercio Estadounidense reveló que un 45% de los negocios con vínculos en EE. UU. reportaron haber sido extorsionados por grupos criminales en México, lo que resalta la creciente penetración del crimen organizado en sectores económicos claves.
Con esta nueva medida, el gobierno de Trump refuerza su enfoque de mano dura contra el crimen transnacional, poniendo en el centro de su estrategia a los grupos que, según su administración, representan una amenaza tanto para la seguridad de Estados Unidos como para la estabilidad en América Latina. La clasificación de estos grupos como organizaciones terroristas abre un nuevo capítulo en la lucha internacional contra el crimen organizado, cuyo alcance y consecuencias aún se están evaluando.
