Washington, D.C. – El presidente electo Donald Trump ha generado tensiones políticas y presupuestarias al insistir en resolver el asunto del “techo de la deuda” antes de asumir su mandato en enero. Su postura ha complicado las negociaciones para financiar al gobierno federal, llevándolo al borde de un cierre parcial.
El “techo de la deuda” es un límite legal sobre cuánto puede endeudarse el gobierno federal para cumplir con sus obligaciones. En esta ocasión, Trump ha presionado a los legisladores para que extiendan dicho límite hasta 2027, vinculándolo a un plan de financiamiento temporal que cubriría los primeros meses de 2025. Sin embargo, este esfuerzo fracasó, dejando a los republicanos en el Congreso sin una solución inmediata y al gobierno al borde del cierre.
El jueves por la noche, las negociaciones quedaron estancadas, sin un camino claro para evitar que algunas oficinas y servicios federales suspendan sus operaciones. La presión ejercida por Trump no solo complicó el proceso, sino que también expuso las divisiones dentro del propio Partido Republicano, que ahora enfrenta la tarea de encontrar una salida a esta crisis antes de que los efectos del cierre se hagan evidentes.
Los analistas señalan que Trump busca eliminar el techo de la deuda para evitar enfrentamientos fiscales en su administración y garantizar un margen de maniobra presupuestario más amplio. Sin embargo, su exigencia ha generado críticas entre quienes consideran que esta estrategia prioriza sus intereses políticos sobre la estabilidad económica del país.
Con el reloj en contra, el Congreso deberá trabajar contrarreloj para lograr un acuerdo que mantenga el gobierno en funcionamiento y evite mayores consecuencias económicas. Mientras tanto, Trump continúa posicionándose como una figura central en este debate, dejando clara su intención de marcar desde ahora el rumbo fiscal de su próxima administración.
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