La escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, intensificada con la reciente imposición de aranceles, está preparando el terreno para un aumento de los precios en una amplia gama de productos, lo que podría afectar el bolsillo de los consumidores estadounidenses. Según los analistas, esta prolongada disputa comercial entre ambas potencias económicas podría tener un impacto negativo tanto en la economía de EE.UU. como en la global, dado que ambos países son comercialmente interdependientes y juegan un papel crucial en los mercados internacionales.
Productos más caros: desde tecnología hasta alimentos
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha elevado los aranceles a China al 125 por ciento, mientras que Pekín ha respondido con un incremento de los aranceles a productos estadounidenses, que podrían alcanzar hasta el 84 por ciento. Esta guerra tarifaria promete repercutir en una gran cantidad de bienes importados, afectando no solo productos de alto perfil como los teléfonos iPhone o ropa de marca, sino también artículos básicos como alimentos, bebidas alcohólicas y mariscos.
Uno de los sectores más afectados podría ser el tecnológico. Empresas como Apple, que dependen en gran medida de fábricas en China para la producción de sus dispositivos, se verán obligadas a ajustar sus precios. Apple fabrica la mayor parte de sus productos en países asiáticos como China, India y Vietnam, por lo que los aranceles adicionales podrían traducirse en precios más altos para los consumidores estadounidenses. Lo mismo ocurre con otras grandes marcas estadounidenses, como Nike, que obtiene parte significativa de su producción de China y Vietnam.
Impacto en productos del supermercado
Los estantes de los supermercados en EE.UU. también podrían reflejar las consecuencias de estos aranceles. Según el analista Phil Lempert, casi la mitad de los productos de supermercado podrían verse afectados por los nuevos gravámenes, ya sea por un aumento directo en el precio de los productos o por el encarecimiento de los ingredientes clave. El café, que llega principalmente desde América Latina, y el marisco, cuyo 85 por ciento de las importaciones provienen de países como Chile, India e Indonesia, son dos ejemplos de productos que podrían ver un aumento significativo en sus precios.
Los consumidores también podrían enfrentar aumentos en los precios del vino y la cerveza importada. La industria del alcohol en EE.UU. está muy vinculada a las importaciones de Europa y Oceanía, y el encarecimiento de estos productos podría reflejarse en las tiendas. Además, la industria del aluminio, vital para la producción de latas de bebidas, también podría enfrentar un golpe, ya que EE.UU. importa este metal desde varios países, incluidos China y Canadá.
Aprovisionamiento y compras anticipadas
Ante la amenaza de precios más altos, los estadounidenses han comenzado a hacer compras anticipadas. En las tiendas Apple, por ejemplo, se reportó un aumento en el volumen de clientes, quienes intentaban adquirir productos antes de que los nuevos aranceles impactaran los precios. Las ventas de productos no perecederos en supermercados también han aumentado, con incrementos del 21 por ciento en café instantáneo, 18 por ciento en salsa de tomate y 3 por ciento en cerveza.
Si bien la guerra comercial podría llevar a un desajuste en los precios a corto plazo, la incertidumbre económica también podría generar efectos a largo plazo en el mercado laboral y en el poder adquisitivo de los estadounidenses, en un contexto de interconexión económica global que ha demostrado ser sensible a los movimientos arancelarios. A medida que las negociaciones continúan, los consumidores se preparan para un panorama económico con precios más altos, lo que podría marcar un cambio en los hábitos de consumo en el país.