Ciudad del Vaticano, 7 de abril de 2025 – El papa Francisco hizo una aparición inesperada este domingo en la Plaza de San Pedro durante una Misa Jubilar dedicada a los enfermos y trabajadores de la salud, marcando su primer acto público en el Vaticano desde que fue dado de alta hace dos semanas tras una grave neumonía que lo mantuvo internado por cinco semanas en el hospital Gemelli.
El pontífice, de 88 años, llegó en silla de ruedas y fue recibido con aplausos y exclamaciones de alegría por parte de los fieles, quienes se levantaron al verlo aparecer en la pantalla gigante mientras atravesaba la Puerta Santa. “¡Veo al papa!”, gritaron algunos asistentes. Con una voz más firme que en su última aparición pública el 23 de marzo, Francisco saludó a la multitud: “Buen domingo para todos. Muchas gracias”, asegurándose de que el micrófono funcionara con un leve golpe.
Aún con tubos nasales para oxígeno suplementario —que el Vaticano indicó se está reduciendo progresivamente—, el papa mostró signos de recuperación, aunque sus movimientos de brazo permanecieron limitados debido a un trauma previo no relacionado con su enfermedad pulmonar. Tras la misa, bendijo a los presentes y permitió que algunos besaran sus manos antes de retirarse nuevamente por la Puerta Santa.
En la homilía, leída por el arzobispo Rino Fisichella debido a las restricciones médicas de Francisco, el papa compartió reflexiones personales sobre su reciente experiencia: “En este momento de mi vida comparto mucho: la experiencia de la enfermedad, sentirse débil, depender de los demás. No es fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar”. Instó a los fieles a no rechazar el dolor, sino a convertirlo en una oportunidad para “cultivar la esperanza” y crecer juntos, criticando la mentalidad actual que margina a los frágiles.
Durante la bendición dominical, Francisco dedicó palabras de apoyo a los trabajadores de la salud, reconociendo las difíciles condiciones en las que laboran y pidiendo respeto por su misión. Su presencia, tras dos semanas de reposo ordenado por sus médicos —parte de un tratamiento que incluye terapias física, respiratoria y del habla—, conmovió a los peregrinos. “Fue hermoso, algo completamente inesperado”, expresó Pasquale Citrolo, de Sicilia. Por su parte, Linda Elezi, de Ancona, destacó la emoción de verlo: “Rezamos por él todos los días, y él reza por la paz y por todo el mundo”.
La aparición sorpresa del papa, en el marco del Año Santo que espera atraer a 30 millones de peregrinos a Roma, reafirmó su compromiso con los enfermos y su mensaje de esperanza, a pesar de las limitaciones impuestas por su salud.
Imágen cortesía: Vaticano