La provincia canadiense de Ontario ha advertido que suspenderá sus exportaciones de energía eléctrica a Estados Unidos si el presidente electo Donald Trump cumple su amenaza de imponer aranceles del 25% a Canadá a partir de enero de 2025. Esta medida forma parte de un creciente enfrentamiento comercial entre ambos países, en el que Ontario busca utilizar todas las herramientas a su disposición para defender los intereses de sus ciudadanos.
El jefe del Gobierno de Ontario, Doug Ford, afirmó que aunque considera a Estados Unidos un “aliado” y no un enemigo, no dudará en aplicar medidas extremas si el nuevo gobierno estadounidense ataca la economía de su provincia. “Si vienes y atacas Ontario, si atacas el sustento de Ontario y los canadienses, vamos a utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para defender a los ontarianos y canadienses”, aseguró Ford, durante un discurso en el que expresó su firmeza ante la amenaza de los aranceles propuestos por Trump.
Ontario, la provincia más poblada e industrial de Canadá, es un importante exportador de energía, principalmente electricidad, hacia varios estados de EE.UU. como Michigan, Minnesota y Nueva York. Se estima que esta energía abastece a más de 1,5 millones de hogares en esos estados, lo que convierte a la región en un actor clave en la relación energética bilateral.
En otra parte de Canadá, la provincia de Alberta, que alberga las principales reservas de petróleo y gas del país, adoptó una postura diferente. La jefa de Gobierno de Alberta, Danielle Smith, dejó claro que no tiene intención de restringir las exportaciones energéticas hacia Estados Unidos. Sin embargo, Smith sí anunció la creación de una nueva unidad policial para reforzar la seguridad en la frontera con EE.UU. Esta unidad estará equipada con 50 agentes, 10 drones de vigilancia y 4 perros de detección de narcóticos, con el objetivo de frenar el tráfico ilegal de drogas y personas.
La escalada de tensiones tiene su origen en las declaraciones del presidente electo Donald Trump, quien el 25 de noviembre amenazó con imponer aranceles del 25% a Canadá y México hasta que se detenga el flujo de drogas e inmigrantes ilegales a través de las fronteras de EE.UU. Estas amenazas han preocupado a los gobiernos provinciales canadienses, que buscan una respuesta unificada frente a las posibles consecuencias económicas.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sostuvo una reunión con los jefes de Gobierno provinciales para coordinar una respuesta a los desafíos planteados por Trump. Durante la reunión, los líderes provinciales solicitaron al Gobierno federal una “respuesta robusta” a las amenazas del presidente electo. Chrystia Freeland, viceprimera ministra y ministra de Finanzas, destacó que el gobierno canadiense está trabajando en un paquete de medidas para reforzar la seguridad fronteriza, con una inversión prevista de aproximadamente 1,000 millones de dólares canadienses (710 millones de dólares estadounidenses).
Además, el Gobierno de Trudeau está preparando una lista de productos estadounidenses a los que se les imponerían aranceles como represalia, en caso de que Trump cumpla su amenaza al tomar posesión del cargo el próximo 20 de enero.
La situación actual refleja la creciente incertidumbre sobre las relaciones comerciales entre Canadá y Estados Unidos bajo la nueva administración de Trump. Las provincias canadienses, especialmente Ontario y Alberta, se están preparando para enfrentar las repercusiones de las políticas de Trump, mientras que el gobierno federal de Canadá busca equilibrar la defensa de sus intereses nacionales con la necesidad de mantener una relación estable con su vecino del sur.
Las decisiones que se tomen en las próximas semanas podrían marcar un punto de inflexión en la relación económica entre ambos países, con implicaciones tanto para el comercio energético como para el flujo de bienes y servicios a través de las fronteras.
FOTO CORTESÍA: AGENCIA EFE