Estados Unidos – 25 de septiembre de 2024.
El estado de Texas llevó a cabo la ejecución de Travis Mullis, de 38 años, en la prisión estatal de Huntsville, mediante inyección letal. Mullis había sido condenado por el brutal asesinato de su bebé de tres meses en enero de 2008. El crimen, que estremeció a la nación, ocurrió cuando Mullis, con solo 21 años en ese momento, pisoteó a su hijo hasta la muerte en una carretera de Galveston, Texas. A pesar de los intentos de la defensa por apelar la condena, la sentencia de muerte fue finalmente ejecutada.
Antes de recibir la inyección letal, Mullis pronunció sus últimas palabras. Según los testigos presentes, expresó arrepentimiento por sus acciones, pidiendo perdón a las personas que había herido y deseando paz a las familias afectadas. Sin embargo, sus palabras no lograron consuelo para muchos que aún recuerdan la naturaleza atroz de su crimen.
Mullis se convirtió en el cuarto recluso ejecutado en Texas en lo que va de año, en un contexto donde el estado continúa liderando en la aplicación de la pena de muerte en Estados Unidos. En paralelo, en el estado de Misuri, otro reo, Marcellus Williams, también fue ejecutado por asesinato en un caso independiente.
El caso de Travis Mullis es uno de los tantos que reavivan el debate sobre la pena capital en Estados Unidos, un país que sigue divido sobre el uso de la inyección letal como forma de castigo para los crímenes más graves.
Imágen cortesía de: Galveston County