Israel lanzó el viernes de madrugada (hora local) un ataque limitado contra Irán, cuyo alcance aún está evaluando, en represalia por la lluvia de misiles y drones lanzada contra su territorio la semana pasada (que fueron interceptados y apenas causaron daños). Irán activó las defensas aéreas de una importante base aérea y de unas instalaciones nucleares localizadas cerca de la ciudad de Isfahan, pero no ha informado sobre el ataque o sus posibles consecuencias.
El Organismo Internacional de Energía Atómica, dependiente de las Naciones Unidas, informó el viernes que ninguna de las instalaciones nucleares iraníes ha sufrido daño, según un mensaje publicado en la red social X. La ONU pidió además “moderación máxima” a todas las partes implicadas para evitar la guerra regional.
El secretario de Estado, Antony Blinken, afirmó tras el ataque: “No participamos en ninguna operación ofensiva”. En una conferencia de prensa en la isla italiana de Capri durante la cumbre del G-7 dijo que no iba a “hablar de estos sucesos”, y añadió que Estados Unidos estaba centrado en disminuir la violencia en Medio Oriente.