Israel ha llevado a cabo una operación militar a gran escala en la Cisjordania ocupada, que se extendió toda la noche hasta el miércoles, resultando en la muerte de al menos 10 combatientes palestinos y el aislamiento de la volátil ciudad de Yenín.
El operativo, que involucró una significativa movilización de fuerzas israelíes, se centró en Yenín, Tulkarem y el campo de refugiados de Al-Faraa, todos ubicados en el norte de Cisjordania. Yenín, conocida por ser un feudo insurgente desde hace años, ha sido el foco principal de esta ofensiva, según el teniente coronel Nadav Shoshani, vocero del ejército israelí.
La campaña militar ocurre en un contexto de intensificación del conflicto, desencadenado por el ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sur de Israel, lo que provocó la guerra en la Franja de Gaza. Desde entonces, Israel ha intensificado sus redadas en Cisjordania con el objetivo declarado de eliminar a los insurgentes y prevenir futuros ataques contra sus ciudadanos.
Sin embargo, la operación ha generado temores entre los palestinos de Cisjordania, quienes consideran que la ofensiva podría ser un intento de ampliar la guerra y forzar el desplazamiento de la población. La continua escalada de violencia y las incursiones diarias han exacerbado la tensión en la región, mientras la comunidad internacional observa con creciente preocupación la situación humanitaria y política en la zona.
La operación en curso subraya la persistente inestabilidad en Cisjordania y la compleja dinámica del conflicto israelí-palestino, con implicaciones significativas tanto para la seguridad regional como para el futuro del proceso de paz.