El viernes pasado, un ataque terrorista perpetrado por el Estado Islámico tuvo lugar en el Crocus City Hall, una sala de conciertos ubicada en Krasnogorsk, en las afueras de Moscú, la capital de Rusia. Según informes preliminares del Comité de Investigación de la Federación Rusa, el saldo del ataque fue devastador, con más de 60 personas fallecidas y 115 hospitalizadas, de las cuales 60 se encontraban en estado grave. Videos compartidos en redes sociales muestran a la multitud que esperaba el inicio de un concierto del grupo Piknik huyendo del lugar mientras una densa nube de humo negro se elevaba desde el sitio. Se reportó el colapso parcial del techo del edificio, con aproximadamente un tercio del edificio envuelto en llamas, aunque el fuego fue eventualmente controlado.
La agencia Amaq, afiliada al Estado Islámico, publicó en Telegram que los combatientes del grupo atacaron una concentración de cristianos en Krasnogorsk, provocando una gran cantidad de víctimas y daños antes de retirarse a sus bases. Este ataque coincide con el quinto aniversario de la caída del Califato tras la batalla de Baghuz.
Las imágenes difundidas muestran a cuatro individuos vestidos con ropa de camuflaje ingresando al lugar y disparando indiscriminadamente con fusiles automáticos. Otros videos muestran cuerpos en el suelo entre charcos de sangre. Aunque los servicios de emergencia no han confirmado si hubo más atacantes, se considera la posibilidad de hasta cinco tiradores involucrados. Las autoridades continúan buscando a los responsables del ataque.
Horas después del incidente, ISIS a través de su canal de Telegram, se adjudicó este atentado, así, lo que es ya el peor ataque terrorista en Rusia en dos décadas. Las autoridades locales procedieron a la suspensión de “todas las actividades masivas, deportivas, culturales y otras” en la capital y se extremaron las medidas de seguridad en los cuatro aeropuertos de la zona.
Antes de que se conociera este anuncio, la Legión de la Libertad de Rusia, un grupo de combatientes rusos que luchan en favor de Ucrania, negaron estar relacionados con este hecho. De todas formas, Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, había adelantado que, si comprobaba que Kiev tuvo que ver, eliminará a sus principales oficiales.
