En un trágico incidente, un joven de 23 años fue asesinado a balazos la noche del jueves mientras se encontraba internado en el Hospital General de Culiacán. La víctima había sido ingresada al nosocomio en septiembre tras resultar herido en un enfrentamiento entre grupos armados en el poblado de Tepuchito.
Según reportes de medios locales, un grupo de hombres armados ingresó al hospital y, sin mediar palabra, dispararon múltiples veces contra el paciente, lo que provocó una rápida movilización de las autoridades policiales en el área. En el lugar se encontraron al menos seis casquillos de calibre 9 milímetros, lo que evidenció la gravedad del ataque.
Las autoridades de Sinaloa han activado un operativo especial para garantizar la seguridad de otros pacientes y el personal del hospital tras el violento suceso. La situación en Culiacán se ha vuelto crítica, ya que la ciudad enfrenta una ola de violencia que ha surgido desde principios de septiembre, relacionada con disputas internas en el Cártel de Sinaloa tras la detención del narcotraficante Ismael “Mayo” Zambada.
De acuerdo con el Consejo Estatal de Seguridad Pública, la violencia en el estado ha resultado en al menos 192 asesinatos y 224 desapariciones forzadas en el último mes. En respuesta, más de un centenar de elementos de las Fuerzas Especiales del Ejército mexicano han sido desplegados en Culiacán para reforzar la seguridad.
Este despliegue militar se produce en un contexto en el que el nuevo Gobierno de México está presentando una estrategia de seguridad enfocada en abordar las causas subyacentes de la violencia, en lugar de reanudar una “guerra contra el narcotráfico”. Hasta la fecha, más de 2,500 agentes de las Fuerzas Armadas han sido enviados a la región, aunque los militares han señalado que la resolución de los conflictos depende en gran medida de la capacidad del Cártel de Sinaloa para poner fin a sus disputas internas.