28 adultos mayores volaron desde la Ciudad de México para reencontrarse con sus seres queridos que emigraron al Norte de Texas
Varias familias con globos, flores y letreros en las manos se amontonaron en la puerta D22 del Aeropuerto Internacional DFW.
Entre ellos estaba Juana Guzmán, quien esperaba ansiosamente un abrazo de sus padres, que creyó ya nunca volvería a ver.
Las personas reunidas esperaban un vuelo proveniente de la Ciudad de México, desde donde 28 adultos mayores mexicanos fueron traídos a Estados Unidos para visitar a sus seres queridos, gracias a un programa humanitario llamado Lazos de Oro, Golden Ribbons.
Lazos de Oro ayuda a adultos mayores a planear reencuentros con hijos adultos a los que no han visto en años debido a su situación migratoria.
En la puerta D22 se percibía la ansiedad de ver que las horas no pasaban más de prisa.
“He esperado casi 25 años este abrazo, este momento. Esperar unas horas más no es nada”, dijo Guzmán, residente de McKinney originaria del estado de Guerrero, en el sur de México.
Casi dos horas después de que el avión aterrizó, el grupo de adultos mayores, identificados por su chaleco azul, pasó por los controles de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y salió por las puertas corredizas para encontrarse con sus seres queridos.
Hijos y nietos corrieron a su encuentro para darse el tan esperado abrazo.
Susana Infante Cruz, de 75 años, y su esposo, Juan Guzmán Ceballos, de 80, abordaron un avión por primera vez para viajar a Dallas.
Entre lágrimas de alegría, la pareja abrazó a su hija, Juana Guzmán, de 50 años, y a su hijo, José Guzmán, de 45, más de dos décadas después de que los hermanos emigraron a Texas en busca de una vida mejor para sus propios hijos.
Lazos de Oro trabaja con familias mexicanas separadas, como los Guzmán, ayudando a los padres adultos mayores con el proceso de visado.
Cosas como llenar los papeles, programar su entrevista en la embajada de Estados Unidos, enseñarles qué esperar en las entrevistas y llevarlos a Dallas para su reencuentro.