El mundo del futbol despidió este jueves a una de sus figuras más reconocidas del banquillo: Leo Beenhakker falleció a los 82 años, dejando tras de sí una trayectoria amplia, marcada por su carácter meticuloso y su capacidad para formar equipos competitivos en distintos rincones del planeta.
El estratega neerlandés escribió capítulos memorables en clubes como el Real Madrid, Ajax y Feyenoord, donde su sello táctico le permitió cosechar títulos de liga tanto en España como en su natal Países Bajos. Con el conjunto merengue levantó tres campeonatos consecutivos en la década de los 80, mientras que en su país se coronó en cuatro ocasiones entre Ajax y Feyenoord, dos de los grandes del balompié neerlandés.
En México, Beenhakker dejó una huella particular al dirigir a dos de los clubes más populares: América y Chivas. Su etapa con las Águilas fue recordada por el futbol vistoso y las goleadas que protagonizó su equipo, aunque no logró culminar esa etapa con un título. Posteriormente, también tuvo un breve paso por el Rebaño Sagrado, donde las expectativas tampoco se tradujeron en campeonatos, pero sí en un estilo de juego que llamó la atención en su momento.
A nivel de selecciones, Beenhakker condujo a los Países Bajos en el Mundial de Italia 1990, donde el equipo cayó en octavos de final frente a Alemania, eventual campeón del torneo. Más adelante, su experiencia lo llevó a lograr un hito histórico al clasificar a Polonia por primera vez a una Eurocopa en 2007, consolidando su reputación como un técnico de carácter internacional.
Leo Beenhakker será recordado no solo por los títulos que levantó, sino por la influencia que ejerció en los jugadores que dirigió, su visión estratégica del futbol y su legado en diversos países. Su muerte deja un vacío en el futbol, pero también una historia digna de ser contada una y otra vez.
