El Servicio Secreto ha revelado este viernes que fallas significativas de comunicación con la policía local impidieron la prevención del atentado contra el expresidente Donald Trump, ocurrido el 13 de julio en Pennsylvania. Un nuevo informe detalla múltiples oportunidades perdidas para detener al atacante, quien disparó desde una azotea sin medidas de seguridad adecuadas, hiriendo a Trump en la oreja.
Ronald Rowe, director interino del Servicio Secreto, asumió la responsabilidad de estos fallos en una rueda de prensa, señalando que la agencia no proporcionó instrucciones claras a las autoridades locales. Rowe indicó que la complacencia en el manejo de los protocolos de seguridad fue un factor clave en el incidente y anunció que se tomarán medidas disciplinarias, aunque no especificó cuáles.
En respuesta a este clima de inseguridad, la Cámara de Representantes aprobó unánimemente un proyecto de ley que busca aumentar la protección del Servicio Secreto para los candidatos presidenciales, incluyendo a Trump y a la vicepresidenta Kamala Harris. La Ley de Refuerzo a la Seguridad Presidencial, presentada por los representantes Mike Lawler y Ritchie Torres, se aprobó con un voto de 405 a 0, y exige que el Servicio Secreto aplique los mismos estándares de protección para todos los principales candidatos.
Este proyecto de ley, que está diseñado para responder a las crecientes amenazas de violencia política en el contexto de las próximas elecciones presidenciales, otorgaría a Trump y Harris un nivel de protección similar al que recibe el presidente Joe Biden. La legislación busca equiparar los recursos del Servicio Secreto, permitiendo a la agencia discreción para determinar la cantidad de agentes necesarios para garantizar la seguridad de los candidatos.
Con el trasfondo de un intento de asesinato y el aumento de la violencia política, las medidas para fortalecer la seguridad de figuras clave en la política estadounidense se vuelven más urgentes.
Imágen cortesía: The New York Times