La posibilidad de que Donald Trump gane un segundo mandato presidencial ha encendido las alarmas entre los altos mandos militares que sirvieron bajo su mando. Las recientes declaraciones del expresidente sugiriendo que las fuerzas armadas estadounidenses podrían utilizarse para enfrentar “al enemigo desde dentro” durante el día de las elecciones han generado una creciente preocupación sobre las órdenes que podría dar como comandante en jefe.
El general Mark Milley, exjefe del Estado Mayor Conjunto, es uno de los críticos más duros de Trump. En su conversación con el periodista Bob Woodward, recogida en el libro Guerra, Milley describió a Trump como “la persona más peligrosa para este país” y “un fascista hasta la médula”. Sus palabras han resonado con fuerza en un contexto donde la estabilidad democrática de Estados Unidos parece estar en juego.
El general Jim Mattis, quien se desempeñó como secretario de Defensa durante la presidencia de Trump, ha respaldado la evaluación de Milley. Según Woodward, Mattis le envió un correo electrónico afirmando que estaba de acuerdo con las advertencias de su excolega, enfatizando que “la amenaza es alta” y que no se debe subestimar la gravedad de la situación.
Trump, a lo largo de su carrera, ha mostrado una fascinación particular por el ejército, admirando figuras como los generales de la Segunda Guerra Mundial George Patton y Douglas MacArthur. Esta admiración, que comenzó en su juventud durante su paso por un internado militar en Nueva York, ha sido parte de su identidad política y retórica pública.
Con el panorama electoral acercándose, las voces de alerta de Milley, Mattis y otros exmilitares no solo buscan advertir a la ciudadanía, sino también recordar el peligro que, según ellos, representaría un Trump fortalecido en un segundo mandato. En este clima de tensiones políticas y militares, la pregunta clave sigue siendo: ¿qué papel jugarán las fuerzas armadas en un futuro bajo el liderazgo de Trump si regresa al poder?
Imágen cortesía: CNN
