El expresidente Donald Trump ha elegido un escenario inusual para cerrar su campaña electoral: la ciudad de Grand Rapids, Michigan, con apenas 195,000 habitantes, pero con un peso simbólico considerable para su carrera política. Esta pequeña ciudad ha adquirido un carácter casi místico en su trayectoria presidencial, ya que fue en Grand Rapids donde, en 2016, realizó su último mitin antes de la elección y logró una sorpresiva victoria en el estado, un triunfo que ahora se ha convertido en una superstición para el candidato republicano.
A pocas horas de que Trump subiera al escenario en el Van Andel Arena, un estadio de una liga menor de baloncesto, cientos de seguidores ya se habían congregado, algunos resguardados bajo la lluvia con paraguas y chubasqueros. Entre ellos, Harry Demus, un asistente del evento, expresó su creencia de que el retorno de Trump a Grand Rapids no es casualidad. “Grand Rapids no es tan grande, pero en 2016 vino la noche anterior a las elecciones y ganó, y creo que esta vez es por superstición”, comentó Demus a EFE.
La elección de esta ciudad para cerrar su jornada de campaña no es un hecho aislado. De las cuatro paradas programadas por Trump para ese día, la de Grand Rapids fue la más simbólica, destacando el arraigo que la ciudad tiene en la memoria colectiva del movimiento “Make America Great Again” (MAGA). Blake Marnell, un ferviente seguidor de Trump conocido como “el hombre muro” por su traje que representa el muro fronterizo, también decidió asistir a este mitin, pese a que le hubiera sido más fácil viajar a otro estado. “Es el último, el más simbólico, y no quería perdérmelo”, dijo Marnell, quien considera que Grand Rapids ya se ha convertido en una tradición, una especie de “superstición” que favorece a Trump.
Michigan es considerado uno de los estados clave en esta elección, especialmente porque ha sido tradicionalmente un bastión del Partido Demócrata. Desde 1992 hasta 2012, el estado se inclinó consistentemente hacia los demócratas, pero en 2016, Trump logró una sorpresiva victoria por poco más de 10,000 votos. En 2020, Joe Biden recuperó el estado, pero las encuestas en esta contienda han vuelto a poner a Michigan entre los siete estados cruciales que probablemente decidirán el resultado de la elección.
Según Peter W. Wielhouwer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Western Michigan, el partido demócrata confía en que, si la vicepresidenta Kamala Harris mantiene la ventaja en los tres estados del “muro azul” (Michigan, Pensilvania y Wisconsin), podría asegurar la victoria presidencial. Sin embargo, la campaña de Trump cree que Michigan es su mejor oportunidad dentro de esos estados clave.
Para Trump y sus seguidores, Grand Rapids no es solo un lugar de cierre de campaña, sino un símbolo de la esperanza de repetir el triunfo de 2016. A medida que la noche se acercaba, el entusiasmo en el estadio de Grand Rapids era palpable, mientras los asistentes se preparaban para escuchar las palabras del candidato en lo que, para muchos de ellos, representaba una especie de ritual electoral lleno de superstición y determinación.