Washington, D.C. – Las empresas chinas han demostrado su capacidad para evadir aranceles estadounidenses mediante estrategias creativas y, según expertos, es probable que lo hagan nuevamente si se reactivan políticas proteccionistas como las implementadas durante la administración de Donald Trump en 2018.
Un caso emblemático ocurrió en el sector de bicicletas cuando Trump impuso un arancel del 25 % a las importaciones provenientes de China. Las fábricas chinas respondieron rápidamente trasladando sus operaciones finales de fabricación y ensamblaje a países como Taiwán, Vietnam, Malasia, Camboya e India. Aunque las piezas principales seguían siendo fabricadas en China, el ensamblaje en otros países les permitió exportar bicicletas a Estados Unidos sin estar sujetas al gravamen.
“El efecto neto de lo que está ocurriendo con estos aranceles es que las fábricas chinas de China están estableciendo fábricas chinas en otros países”, afirmó Arnold Kamler, exdirector ejecutivo de Kent International, un importante fabricante de bicicletas cuyos productos se venden en grandes cadenas como Walmart.
Impacto en costos y manufactura local
Si bien estas tácticas permitieron a las empresas chinas mantenerse competitivas en el mercado estadounidense, también generaron costos adicionales tanto para los fabricantes como para los consumidores. Kamler señaló que trasladar la producción a terceros países no incentivó la manufactura en Estados Unidos, pero sí resultó en un incremento de precios.
“No hay ningún beneficio real. Es muy inflacionista”, lamentó Kamler, quien destacó que su empresa se vio obligada a subir precios varias veces debido a los aranceles.
¿Un retorno a las políticas proteccionistas?
Con Trump perfilándose como un posible candidato presidencial para 2024 y prometiendo reimponer gravámenes a productos extranjeros, economistas y empresarios advierten sobre los efectos adversos de tales medidas. Más allá de la intención de proteger la industria nacional, los aranceles podrían reavivar prácticas como el desvío de operaciones a terceros países, incrementando los costos de producción y reduciendo el impacto económico esperado en Estados Unidos.
La experiencia pasada deja claro que las empresas chinas tienen la capacidad y la flexibilidad para adaptarse rápidamente a restricciones comerciales, lo que representa un desafío constante para las políticas proteccionistas de Washington.
Imágen cortesía: Martking