Las autoridades detectaron 14 casos en un hotel, de los cuales nueve pacientes tuvieron que ser hospitalizados y uno perdió la vida.
La alcaldía de Long Beach, California, está a punto de autorizar una emergencia de salud pública en respuesta a un brote local de tuberculosis.
La Dra. Anissa Davis, principal autoridad sanitaria de la ciudad, declaró la emergencia la semana pasada, después de que su departamento de salud detectara 14 casos de tuberculosis en un motel. La votación del Consejo Municipal de este martes por la noche servirá como aprobación final de la declaración.
Nueve enfermos de tuberculosis han sido hospitalizados y uno ha fallecido, según el departamento de salud. Hasta el lunes, unas 175 personas habían estado expuestas a la tuberculosis como consecuencia del brote.
En un comunicado de prensa de la semana pasada, el departamento afirmó que “la población en riesgo en este brote tiene grandes obstáculos para recibir atención, como la falta de hogar e inseguridad de la vivienda, enfermedades mentales, consumo de sustancias y enfermedades graves”.
El departamento añadió que está realizando pruebas a las personas que estuvieron expuestas. No se han notificado nuevos casos desde la semana pasada.
El brote fue reportado en medio de un aumento nacional de casos de tuberculosis, cuyo número ha incrementado desde 2020 después de 27 años de declive. Estados Unidos registró 9,615 infecciones el año pasado, un aumento del 16% con respecto al año anterior.
La declaración de emergencia debe posibilitar la liberación de recursos para la detección y el tratamiento de la tuberculosis, según el departamento de salud de Long Beach.
“El departamento de salud se financia principalmente mediante subvenciones, por lo que necesitamos disponer de una estructura que nos permita destinar nuestros recursos donde más se necesitan en estos momentos”, declaró Jennifer Rice Epstein, responsable de asuntos públicos del departamento de salud.
Las personas sin hogar corren un mayor riesgo de contraer tuberculosis por varias razones, entre ellas el consumo de sustancias –que puede debilitar el sistema inmunitario– y la vida en condiciones de hacinamiento, donde es más probable que se propague. Los problemas de salud subyacentes, como la diabetes, el cáncer y el VIH, también dificultan la lucha contra las infecciones de tuberculosis.
“Vivir en la pobreza, no tener un buen acceso a la nutrición, no tener acceso a la luz del sol y al aire fresco […] todas estas son cosas que van a hacer mucho más fácil que la tuberculosis se propague y afecte a las personas vulnerables”, declaró el Dr. Luke Davis, profesor asociado de Epidemiología y Medicina en la Escuela de Salud Pública de Yale.
Davis explicó que no está seguro de si la tuberculosis se está volviendo realmente más común o si se trata de un aumento de los diagnósticos.
“¿Estamos diagnosticando a más personas? Sí. ¿Significa eso que hay más tuberculosis? Eso es un poco más difícil de responder”, afirmó.
Pero otros médicos que tratan a pacientes de tuberculosis afirmaron que el número de casos está aumentando, muy probablemente porque la reducción del acceso a la atención médica retrasó los diagnósticos o permitió que algunas infecciones pasaran desapercibidas.
“Hicimos millones y millones de pruebas de COVID-19 y menos pruebas de tuberculosis”, aseguró Richard Chaisson, director del Centro de Investigación de la Tuberculosis de la Universidad Johns Hopkins. “Lo que eso significa es que la gente tenía tuberculosis, no se diagnosticó y siguió transmitiéndola a otras personas”.
Los síntomas de la tuberculosis suelen manifestarse hasta dos años después de que alguien es infectado, por lo que las personas diagnosticadas ahora podrían, en teoría, haber estado expuestas durante la pandemia, señaló.
“Sin un aumento del respaldo en la salud pública, vamos por mal camino”, afirmó.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomienda que los médicos de atención primaria examinen a las personas con mayor riesgo de tuberculosis, como quienes viven en albergues para personas sin hogar o en centros penitenciarios y, los que han vivido en países con alta presencia de la enfermedad.
Pero eso no siempre ocurre, afirmó la Dra. Priya Shete, profesora asociada de Medicina y Epidemiología de la Universidad de California, en San Francisco.
“El aumento de los casos a lo largo del tiempo –este año, el pasado y los próximos– probablemente no debería ser inesperado”, declaró Shete, y añadió que “va a seguir así a menos que hagamos algo drástico para invertir la tendencia”.
La bacteria que causa la tuberculosis puede propagarse por el aire cuando alguien tose, estornuda o habla. Suele afectar los pulmones, por lo que muchas personas desarrollan una tos intensa que dura tres semanas o más, experimentan dolor torácico o expectoran sangre o flemas.
La mayoría de los casos no están relacionados con un brote, sino que se desarrollan a partir de una infección latente que nunca fue detectada, diagnosticada o tratada. Hasta 13 millones de personas en Estados Unidos tienen tuberculosis latente, lo que significa que la bacteria vive en el organismo sin enfermar a la persona. Alrededor del 5% al 10% de esos casos latentes se convierten en enfermedad activa si no son tratados.
El tratamiento de la tuberculosis activa suele consistir en tomar antibióticos durante al menos seis meses, aunque algunos tratamientos pueden durar un año o más.