Internacional

De una llamada con Putin a un misil experimental: una semana que cambió el rumbo de la guerra en Ucrania

La guerra en Ucrania, en su tercer año, ha experimentado una transformación drástica en los últimos siete días. Lo que comenzó con un gesto diplomático inesperado, pero poco bienvenido, terminó con el lanzamiento de un misil experimental por parte de Rusia, marcando una escalada que ha sacudido al mundo.

El jueves, Moscú lanzó el “Oreshnik”, un misil hipersónico de medio alcance equipado con un sistema de ojivas múltiples, usualmente reservado para armamento nuclear. Este ataque, dirigido a Dnipro, sorprendió tanto por su tecnología como por el inusual aviso previo de 30 minutos que Rusia dio a Washington. Según el presidente Vladimir Putin, el “Oreshnik” es capaz de evadir cualquier defensa antiaérea occidental, un mensaje claro para sus adversarios.

El contexto detrás de este ataque comenzó a tomar forma el domingo pasado, cuando la Casa Blanca autorizó públicamente a Ucrania a utilizar misiles suministrados por Estados Unidos en territorio ruso. Ucrania no tardó en responder, lanzando ataques el lunes que irritaron a Moscú. La decisión estadounidense llegó tras meses de indecisión del presidente Joe Biden, pero parece haber sido motivada por el ingreso de soldados norcoreanos a las filas rusas, según funcionarios de la administración.

De la diplomacia al deterioro

La semana comenzó con un intento de diálogo que no fue bien recibido. Olaf Scholz, canciller alemán, rompió dos años de aislamiento occidental al realizar una llamada directa a Putin. El gesto, aparentemente motivado por su interés en atraer votantes prorrusos del este de Alemania antes de las elecciones, causó indignación en Ucrania y Polonia. Aunque Scholz justificó su decisión aludiendo a la posibilidad de que Donald Trump, próximo a asumir la presidencia de Estados Unidos, también inicie conversaciones con Moscú, el daño político ya estaba hecho.

Francia y el Reino Unido permanecieron en silencio frente a la llamada, mientras que Estados Unidos, ajeno a la diplomacia de Scholz, intensificó su apoyo militar a Ucrania. El permiso para utilizar misiles estadounidenses en territorio ruso es visto como un intento desesperado por revertir la situación en el frente, donde Ucrania ha enfrentado retrocesos significativos en los últimos meses.

Un conflicto global en expansión

Mientras tanto, la escalada rusa con el misil “Oreshnik” ha puesto de manifiesto la disposición de Moscú para utilizar tecnologías de alto riesgo en la guerra. Aunque ambos bandos, Rusia y Estados Unidos, han evitado hasta ahora un enfrentamiento directo, su involucramiento en el conflicto ucraniano se está profundizando rápidamente.

“Estamos viendo cómo esta guerra deja de ser un conflicto regional y se convierte en un enfrentamiento entre las grandes potencias mundiales”, advierten expertos. Ucrania sigue siendo el campo de batalla, pero los movimientos estratégicos de Washington y Moscú sugieren que sus intereses nacionales están ahora más entrelazados que nunca.

Una semana que lo cambia todo

Los últimos días han sido una muestra de cómo los gestos diplomáticos, las decisiones militares y la tecnología pueden reconfigurar un conflicto de larga duración. La llamada de Scholz, las tensiones entre Biden y Putin, y el uso de armamento experimental dejan claro que la guerra en Ucrania no solo persiste, sino que está entrando en una nueva y peligrosa fase.

La incertidumbre prevalece, y aunque esta escalada podría desvanecerse en la rutina de un conflicto prolongado, su impacto inmediato resuena como una advertencia: lo peor podría estar por venir.

Imágen cortesía: Expansión

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