Teuchitlán, Jalisco. – Bajo la falsa promesa de un empleo como guardia de seguridad con un sueldo de $13,000 pesos mensuales, un grupo criminal reclutaba a personas que, en realidad, terminaban atrapadas en un crematorio clandestino en el rancho Izaguirre. Ahí, quienes no pasaban el adiestramiento para convertirse en sicarios de élite eran asesinados, descuartizados y posteriormente incinerados.
Un sobreviviente de este sitio, en entrevista con el periodista Alejandro Domínguez, reveló la brutalidad del proceso. “Jamás pensé hacer eso, pero no me quedó de otra más que aceptar, si no, me iban a matar”, confesó. Según su testimonio, los reclutas que no cumplían con las exigencias del grupo criminal eran llevados a un cuarto conocido como “la carnicería”, donde eran descuartizados sobre una cama de cemento antes de ser quemados para no dejar rastro.
“Los llevábamos a un cuarto que le decían la carnicería, es un cuarto pequeño, está una cama de cemento, ahí los subían y ahí los descomponían, o sea, los cortaban… en piezas”, relató con evidente trauma.
Las víctimas eran asesinadas por distintos motivos, desde no obedecer órdenes hasta mostrar debilidad. La magnitud del horror descubierto en este rancho ha conmocionado a la comunidad y avivado el debate sobre la impunidad y la crisis de violencia en el país.
Hasta el momento, las autoridades han iniciado investigaciones sobre este crematorio clandestino, pero no se han dado a conocer detenciones relacionadas con el caso.
Imágen cortesía: Mural