En mayo de 2023, después de cuidar al perro de una amiga, Jessie Malone, quien entonces tenía 35 años, se despertó con náuseas. No le dio mucha importancia y se fue a casa en bicicleta eléctrica. Cuando se acercaba a su departamento, la alarma de su Apple Watch empezó a sonar.
“Decía que tenía que buscar atención médica inmediata”, relató Malone, de 36 años y residente en Nueva York, a Today. “Era roja [la alerta] y vibraba. Dije: ‘Oh Dios mío’”.
Decidió ir a urgencias, donde se enteró de que sufría fibrilación auricular (Afib, en inglés), un ritmo cardiaco rápido e irregular que puede provocar coágulos sanguíneos y derrames cerebrales, según la Asociación Estadounidense del Corazón.
“Si mi reloj no me hubiera dicho nada, me habría ido a casa a dormir una siesta”, relató Malone.
La fibrilación auricular puede ser más frecuente y más grave en los jóvenes de lo que se pensaba, según una nueva investigación. Y, al igual que Malone, parece que cada vez más jóvenes reciben el diagnóstico gracias a los Apple Watch, aseguran los expertos.
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Cuando Malone se despertó en el departamento de su amiga y sintió náuseas, esperó una hora antes de volver a casa. Se sintió lo bastante bien como para montar en bicicleta, pero durante el trayecto notó que su ritmo cardiaco aumentó a 160 pulsaciones por minuto.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, una frecuencia cardiaca normal en reposo es de 60 a 100 latidos por minuto.
“No sentí nada más que náuseas”, explicó. “Eso me dio un poco de ansiedad. Me dije: ‘qué extraño’”.
Pero sólo se preocupó cuando su reloj empezó a enviarle avisos sobre una emergencia médica.