Las primarias republicanas se redujeron a su mínima expresión con la salida de Ron DeSantis de la carrera por ser el candidato presidencial del Partido Republicano para las elecciones de noviembre y los electores enfrentan ahora una elección bipolar: Nikki Haley o Donald Trump.
Este sencillo asunto “entre un tipo y una dama” —como sintetizó el domingo Haley al saber de la salida de DeSantis, siendo el tipo o ‘fella’, como dijo ella en inglés, Donald Trump— no significa necesariamente que las cosas vayan a ser más fáciles para la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU.
Primero, porque el retiro de DeSantis, gobernador de Florida, no implica una migración de votantes que vayan a reforzar su candidatura, como si puede ocurrir con los que respaldaban al exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien dejó la competencia dos semanas atrás.
El trasvase de votos de DeSantis a Trump es lógico si se considera que el gobernador, cuando empezó su campaña el año pasado con mejores auspicios, se vendía como un “Trump, sin drama”, dando a entender que las diferencias con este eran estéticas y de formas, más que de fondo o plataforma política.
De hecho, el gobernador dio su apoyo inmediato al expresidente al anunciar su retiro. Trump lo aceptó, y con eso parece finalizado el conflicto entre el exmandatario, que consideraba que la aspiración de DeSantis fue una “traición”.
Sin cambios importantes en New Hampshire para Haley
En el caso específico de New Hampshire, DeSantis figuraba constantemente por debajo del 10% del apoyo entre encuestados, por lo que sus seguidores no moverían demasiado la aguja en favor de Haley, aun en el caso de que se plegaran claramente a favor de ella.
Cuando la competencia era cosa de tres, los simpatizantes de Haley decían que aspiraban a un buen desempeño en las primeras elecciones primarias de la temporada ( después del caucus de Iowa), lo que implicaba un segundo lugar bien apuntalado.
Ese segundo lugar ya está garantizado y lo que queda por verse es cuánto puede ser la diferencia entre Trump, quien se da por descontado que será el vencedor.
La opción de ella radica más en los votantes indecisos y los independientes entre quienes vende la idea de que Trump (como el aspirante demócrata a la reelección Joe Biden) son el pasado y que ella es la posibilidad de una nueva dinámica para el GOP y el país.
En video: Ron DeSantis pone fin a su campaña y apoya a Trump para la nominación republicana
De todos modos, independientemente del resultado en New Hampshire, todo parece indicar que Haley seguirá dando la pelea al menos hasta el llamado Supermartes del 5 de marzo, cuando una docena de estados tengan sus primarias, incluyendo los pesos pesados electorales que son Texas y California.
Antes de eso, serán las elecciones en Nevada y en Carolina del Sur. Este último es un estado muy simbólico, porque es el del que ella fue gobernadora.