Ciudad del Vaticano/Washington, D.C. – La política migratoria del gobierno de Donald Trump ha vuelto a generar controversia, esta vez con una fuerte crítica del papa Francisco. En una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos, el pontífice expresó su preocupación por las deportaciones masivas impulsadas por la administración estadounidense, señalando que estas medidas “deterioran la dignidad de muchos hombres y mujeres, y de familias enteras”.
“He seguido de cerca la gran crisis que está teniendo lugar en Estados Unidos con el inicio de un programa de deportaciones masivas. La conciencia rectamente formada no puede dejar de emitir un juicio crítico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que identifique tácita o explícitamente el estatus ilegal de algunos migrantes con la criminalidad”, escribió el papa Francisco.
El líder de la Iglesia católica reconoció el derecho de los países a garantizar una migración ordenada y a proteger a sus ciudadanos de criminales peligrosos. Sin embargo, enfatizó que deportar a quienes huyen de la pobreza extrema, la persecución y el deterioro ambiental es una decisión que “empieza mal y acabará mal”.
Respuesta desde la Casa Blanca
Las palabras del papa no pasaron desapercibidas en el gobierno de Trump. Tom Homan, conocido como el “zar de la frontera” y principal encargado de la política migratoria, respondió con dureza desde la Casa Blanca.
“El papa debería reparar la Iglesia católica, concentrarse en su trabajo y dejar que nosotros nos encarguemos de la seguridad fronteriza”, declaró Homan.
El funcionario también comparó la situación con la seguridad del Vaticano: “¿Quiere atacarnos por proteger nuestras fronteras? El Vaticano tiene un muro alrededor, ¿no es así? Tiene un muro que lo protege a él y a los suyos, pero ¿nosotros no podemos tener un muro alrededor de Estados Unidos?”.
Las declaraciones del papa Francisco y la respuesta de Homan reflejan la tensión entre el enfoque humanitario del pontífice y la postura estricta del gobierno de Trump en materia migratoria. Mientras tanto, las deportaciones continúan y el debate sobre el trato a los migrantes sigue en el centro del escenario político estadounidense.
Imágen cortesía: El Cronista