A partir del próximo miércoles, China dejará de exigir la presentación de un resultado negativo en la prueba de COVID-19 a los viajeros que ingresen al país, lo que indica un paso hacia la apertura del país al resto del mundo después de años de aislamiento que comenzaron cuando se cerraron sus fronteras en marzo de 2020.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin, comunicó este cambio durante una rueda de prensa el pasado lunes.
En diciembre de 2022, China puso fin a su estrategia de “cero COVID” tras implementar medidas estrictas durante varios años, que incluyeron incluso confinamientos de ciudades enteras y largos períodos de cuarentena para las personas infectadas.
En enero, China eliminó el requisito de cuarentena para sus propios ciudadanos que regresaban del extranjero. En los últimos meses, ha ido ampliando gradualmente la lista de países a los que sus ciudadanos pueden viajar y ha aumentado el número de vuelos internacionales.
La política de “cero COVID” en Beijing fue abandonada en diciembre, tras años de medidas rigurosas que incluyeron confinamientos colectivos y extensas cuarentenas para personas enfermas.
Estas restricciones impactaron negativamente en la segunda economía más grande del mundo, dando lugar al desempleo e incluso a brotes esporádicos de protestas.
Como parte de esas medidas, los viajeros que llegaban estaban obligados a someterse a semanas de cuarentena en hoteles designados por el gobierno.