En las prisiones de Texas, Estados Unidos, el calor extremo se ha convertido en una amenaza mortal para los reclusos, quienes enfrentan condiciones inhumanas dentro de instalaciones sin aire acondicionado, mientras las temperaturas se disparan a niveles peligrosos. Este fenómeno ha cobrado la vida de varios prisioneros en los últimos meses, según reportes que alertan sobre una crisis silenciosa.
El Departamento de Justicia de EE.UU. investiga las condiciones en las que viven miles de reos en prisiones estatales, donde el calor dentro de las celdas puede superar los 40 grados Celsius durante los meses de verano. Este “castigo adicional” no forma parte de sus sentencias, pero las altas temperaturas han provocado una serie de muertes relacionadas con golpes de calor, lo que ha desatado una ola de indignación y llamados a una reforma.
Aunque las autoridades penitenciarias aseguran que toman medidas para proteger a los internos, como proveer agua y ventiladores, organizaciones de derechos humanos critican que esas acciones son insuficientes para evitar tragedias. Un informe reciente destaca que, desde 1998, más de 20 presos han muerto debido a las temperaturas extremas, y este número podría ser mayor si se considera el impacto del cambio climático.
El sistema penitenciario de Texas, uno de los más grandes de Estados Unidos, alberga a más de 100,000 personas en instalaciones donde solo el 30% cuenta con aire acondicionado, dejando a la mayoría expuesta al riesgo. La falta de regulación para exigir condiciones climáticas seguras se ha convertido en un tema clave de debate.
Activistas y familiares de los reclusos han expresado su preocupación, argumentando que el calor extremo en las prisiones es una forma cruel e inhumana de trato. Exigen que se tomen medidas urgentes para evitar que el calor se siga cobrando más vidas en un contexto donde las temperaturas continúan subiendo a nivel global.
Imágen cortesía de: RFI