Ciudad de México – En menos de 24 horas, la Cámara de Diputados y al menos 20 congresos estatales aprobaron la llamada “Supremacía Constitucional,” una reforma que ha provocado reacciones encontradas en todo el país. La oposición asegura que esta medida representa el fin de la democracia en México, al considerar que limita los mecanismos de control y transparencia sobre el poder ejecutivo, al impedir que se puedan invalidar o presentar recursos en contra de los actos aprobados por el gobierno federal.
De acuerdo con los críticos de la reforma, la Supremacía Constitucional otorga un poder desproporcionado al gobierno mexicano, lo que podría afectar la independencia de los poderes judicial y legislativo y, según advierten, marca un retroceso en las garantías democráticas. “Esta medida cierra la puerta a la rendición de cuentas y a la posibilidad de que los ciudadanos y las instituciones frenen decisiones arbitrarias,” afirmó uno de los legisladores de la oposición en conferencia de prensa.
Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió la reforma, argumentando que fortalecerá el estado de derecho y permitirá agilizar los procesos de gobierno sin la interferencia de recursos legales “innecesarios.” “Esta ley refuerza la legitimidad y la soberanía del gobierno, garantizando una gobernanza más eficiente y menos expuesta a bloqueos que han retrasado el progreso del país”, señaló Sheinbaum, destacando que la reforma fue aprobada por una mayoría que considera representativa del interés público.
El debate sobre la Supremacía Constitucional ha polarizado a la sociedad mexicana y generado un intenso intercambio de posturas. Analistas y juristas advierten que esta medida podría centralizar el poder, reduciendo el margen de actuación de instituciones y ciudadanos para cuestionar decisiones gubernamentales. Mientras tanto, los simpatizantes de la reforma celebran la medida como una vía para avanzar en temas que consideran de urgencia nacional, sin “distracciones” ni retrasos legales.
En este contexto, la aprobación acelerada de la Supremacía Constitucional plantea interrogantes sobre el futuro de la democracia en México y sobre el equilibrio de poderes en el sistema político del país. Con la reforma ya ratificada en varios estados, el tema podría pasar a la Suprema Corte, donde se decidirá si esta legislación realmente refuerza el estado de derecho o si, como temen algunos sectores, representa un paso hacia un gobierno con menos contrapesos y mayor concentración de poder.
Imágen cortesía: Forbes México
