El aumento del producto interior bruto supera las expectativas de los expertos y debilita el temor a una recesión pese al agresivo encarecimiento del crédito por la Reserva Federal.
La economía estadounidense creció un 2.4% entre abril y junio, un ritmo más rápido del previsto por los expertos para el segundo trimestre de 2023, pese a que la inflación sigue muy alta y la Reserva Federal la está combatiendo con una agresiva subida de tasas de interés. El dato conocido este jueves contrasta además con la cifra del primer trimestre, cuando la economía se frenó bruscamente 1.1%, y corrige la tendencia a la baja desde septiembre de 2022.
En la lucha contra la inflación, que el año pasado alcanzó un máximo de cuatro décadas, la Fed elevó su tasa de referencia 11 veces en 17 meses, la más reciente el miércoles de un cuarto de punto, su nivel más alto en los últimos 22 años. Los costos de endeudamiento más altos resultantes para una amplia gama de préstamos, desde hipotecas y tarjetas de crédito hasta préstamos para automóviles y préstamos comerciales, han afectado el crecimiento. Pero aún tienen que llevar a Estados Unidos a una recesión ampliamente pronosticada.
Por otro lado, ha aumentado el optimismo de que, después de todo, no se avecina una recesión y que la Fed puede diseñar el llamado “aterrizaje suave”: ralentizar la economía lo suficiente como para reducir la inflación a su objetivo anual del 2% sin arruinar una expansión de sorprendente durabilidad.
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró su pronóstico de crecimiento económico para Estados Unidos en 2023 al 1.8 %.
En una conferencia de prensa el miércoles después de que la Fed anunciara su último aumento de tasas de interés, el presidente de la institución Jerome Powell reveló que los economistas del banco central ya no prevén que el país entre en recesión. Las actas de la reunión de marzo de la Reserva Federal revelaron que sus anticipaban una recesión “suave” a finales de este año.
Por cualquier medida, el mercado laboral estadounidense ha demostrado ser notablemente fuerte. Con un 3.6% en junio, la tasa de desempleo se situó justo por encima de un mínimo de cinco décadas. El aumento del número de jubilaciones tras el COVID-19 a principios de 2020 ha contribuido a la escasez de trabajadores en todo el país, lo que ha obligado a muchas empresas a aumentar los salarios para atraer o mantener al personal.