Durante el Gran Premio de Arabia Saudita 2025, una nueva controversia sacudió el paddock de la Fórmula 1. El protagonista, esta vez, fue Max Verstappen, quien se vio envuelto en un malentendido con la FIA y la FOM luego de que se censurara una de sus comunicaciones por radio en plena carrera.
Todo comenzó en la vuelta 4, cuando su ingeniero de pista, Gianpiero Lambiase, le informó sobre una penalización de cinco segundos por haberse salido de pista en un duelo con Oscar Piastri, quien eventualmente ganó la competencia. La respuesta de Verstappen, transmitida con un pitido en la señal oficial, fue interpretada como una grosería. El neerlandés comentó sarcásticamente: “Bueno, eso es ***** adorable”, lo que generó especulaciones sobre una posible infracción al nuevo reglamento que prohíbe expresiones ofensivas por radio.
No obstante, la transcripción oficial disponible en F1 TV reveló que el piloto de Red Bull no utilizó ningún insulto. Su frase real fue: “Really lovely”, una expresión irónica, pero perfectamente válida dentro de los parámetros de comunicación permitidos.
Este episodio reabre el debate sobre la manipulación en las transmisiones oficiales de la F1. No es la primera vez que ocurre algo similar. En el pasado GP de China, se acusó a la FOM de alterar el audio entre Lewis Hamilton y el equipo Ferrari, insinuando que le habían ordenado ceder posición a Charles Leclerc, cuando en realidad fue una propuesta voluntaria del británico.
Desde el entorno de Red Bull no han emitido declaraciones formales, pero fuentes cercanas al equipo expresan preocupación por lo que consideran una “narrativa editada” que podría influir tanto en la percepción pública como en decisiones reglamentarias.
Mientras tanto, los aficionados y analistas comienzan a exigir mayor transparencia en la edición y transmisión de las comunicaciones, en una era donde cada palabra puede cambiar el rumbo de una carrera… o desatar una tormenta.
