En un gesto inesperado que conmovió a fieles y trabajadores por igual, el papa Francisco hizo acto de presencia este jueves en la basílica de San Pedro, pese a encontrarse aún en proceso de recuperación tras una severa infección respiratoria que lo mantuvo hospitalizado por más de un mes.
El pontífice, de 88 años, llegó en silla de ruedas alrededor del mediodía por la llamada Puerta de la Oración, la más cercana a la Casa Santa Marta, donde permanece convaleciente. Cubierto con una manta y asistido por cánulas nasales para el oxígeno, saludó con calidez a un centenar de personas que se encontraban en el templo en ese momento, generando una escena de fuerte carga emocional.
Francisco acudió para observar de cerca los avances en los trabajos de restauración de la zona de la Cátedra de San Pedro, a pocas horas de que dichas obras sean presentadas oficialmente a la prensa. En el lugar, conversó con restauradores, a quienes felicitó por su labor, y mostró especial interés por conocer cómo se vive el día a día en la basílica durante las celebraciones del Jubileo, que han incrementado significativamente el flujo de peregrinos.
Después de saludar y bendecir a varios grupos de fieles, entre ellos niños, el papa se dirigió a la tumba de San Pío X, uno de los pontífices con los que ha manifestado sentirse espiritualmente cercano. Allí permaneció en recogimiento durante algunos minutos.
Testigos del momento, como el monseñor Valerio Di Palma, describieron la escena como profundamente emotiva. “No pude contener las lágrimas. Verlo así, sencillo, humano, fue algo que nos tocó el alma”, relató el canónigo de San Pedro, quien añadió que incluso los miembros de seguridad se mostraron visiblemente conmovidos.
Esta aparición se suma a otros gestos recientes del papa Francisco que han sorprendido por su cercanía y humanidad, como su breve presencia el pasado domingo en la misa del Jubileo de los enfermos y la audiencia informal que ofreció esta semana a los reyes Carlos III y Camila del Reino Unido, a pesar de que la visita oficial había sido suspendida por motivos de salud.
El estado de salud del papa sigue siendo motivo de atención, pero estas apariciones dan cuenta de su voluntad de mantenerse activo y presente en medio de las celebraciones religiosas y compromisos del Vaticano. Su cercanía con la gente y su afán por seguir caminando, aunque sea en silla de ruedas, continúa marcando su pontificado con una impronta de sencillez y humanidad.
