A solo tres días del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el flujo de migrantes hacia Reynosa, Tamaulipas, se intensifica, dejando a uno de los principales albergues de la región, Senda de Vida, al borde de su capacidad.
El albergue, dirigido por el padre Héctor Silva, recibió en las últimas horas a 200 migrantes adicionales, elevando la población total a 700 personas. Silva advierte que, de continuar este ritmo, en menos de una semana podrían enfrentarse a una crisis humanitaria en el municipio y el estado.
“Teníamos a 500 personas hace tres días, pero con este nuevo aumento estamos al límite. Pronto el albergue estará saturado. En estas situaciones, debemos poner a Dios en nuestras vidas. A veces parece que nos desprotege, pero está trabajando”, expresó Silva, visiblemente preocupado por la situación.
Reynosa: un punto crítico
El padre Silva comienza su día temprano en el puente Anzaldúa, donde recibe a migrantes deportados desde Estados Unidos. Sin embargo, su tarea no es sencilla, ya que muchos enfrentan el temor de caer en manos del crimen organizado, que mantiene un control significativo en la región.
“El panorama aquí es complejo. Hay migrantes que prefieren quedarse en las calles antes que arriesgarse a un levantón o a situaciones de violencia. Pero tratamos de convencerlos, porque en el albergue buscamos ofrecer un lugar seguro”, señaló.
Un refugio en medio de la incertidumbre
A pesar de los retos, Senda de Vida ha sido un modelo de ayuda para migrantes. El albergue cuenta con habitaciones, servicio médico, cocina, una alacena, cancha de fútbol y espacios recreativos, como juegos de mesa. Sin embargo, la infraestructura comienza a quedarse corta frente al aumento de migrantes que buscan refugio.
Mientras Estados Unidos endurece sus políticas migratorias y cierra sus fronteras, Senda de Vida está haciendo lo contrario: eliminando límites para construir más habitaciones y ampliar su capacidad de atención.
Una crisis en puerta
La situación en Reynosa refleja las tensiones de la política migratoria entre Estados Unidos y México, especialmente tras la reactivación de medidas como el programa “Permanecer en México”. Silva teme que esta política, combinada con las deportaciones masivas, exacerbe aún más la crisis en la frontera.
“Si seguimos recibiendo migrantes a este ritmo, no habrá espacio suficiente para atenderlos. Esto no solo afecta al albergue, sino al municipio entero, que ya enfrenta problemas de seguridad y recursos limitados”, advirtió el padre Silva.
Un llamado a la acción
Senda de Vida continúa trabajando incansablemente para ofrecer refugio y esperanza a quienes huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Sin embargo, el panorama exige una respuesta coordinada entre autoridades, organizaciones civiles y la comunidad internacional para evitar que esta crisis alcance niveles insostenibles.
Reynosa se encuentra en un momento crítico, y las próximas semanas serán decisivas para determinar cómo se afrontará la creciente presión migratoria en la frontera.
Imágen cortesía: Pie de Página