Washington, D.C. – La administración entrante de Donald Trump está elaborando planes para deportar a migrantes hacia terceros países en caso de que sus naciones de origen se nieguen a aceptarlos, según revelaron tres fuentes cercanas al equipo de transición.
Entre los países considerados como posibles destinos se encuentran Turcas y Caicos, Bahamas, Panamá y Granada. Aunque los detalles aún no han sido confirmados oficialmente, las fuentes señalaron que se trata de una estrategia para lidiar con los migrantes cuya deportación enfrenta obstáculos legales o diplomáticos debido a la negativa de sus países de origen.
Política de presión internacional
Esta medida forma parte de un plan más amplio de endurecimiento de las políticas migratorias que Trump prometió durante su campaña presidencial. Fuentes cercanas al equipo señalaron que la estrategia busca ejercer presión sobre los gobiernos que rechacen recibir a sus ciudadanos deportados. “No permitiremos que la negativa de otros países interfiera con nuestra seguridad fronteriza”, habría dicho un funcionario cercano a la transición.
Críticas y preocupaciones
Grupos de derechos humanos y expertos en migración han expresado su preocupación por los planes, advirtiendo sobre las posibles violaciones a las leyes internacionales y a los derechos de los migrantes. “Enviar a las personas a un tercer país, con el que no tienen conexión, puede ponerlas en una situación de vulnerabilidad extrema”, señaló un representante de Human Rights Watch.
Además, gobiernos de los países señalados como posibles destinos podrían resistirse a aceptar estos acuerdos, generando tensiones diplomáticas. Hasta ahora, ninguno de los países mencionados ha emitido declaraciones oficiales al respecto.
Antecedentes y proyección
Este enfoque no sería la primera vez que la administración de Trump utiliza acuerdos de terceros países como herramienta migratoria. Durante su mandato anterior, el gobierno implementó políticas similares en colaboración con países de Centroamérica para detener el flujo de solicitantes de asilo hacia Estados Unidos.
El plan, sin embargo, aún enfrenta desafíos legales y logísticos antes de su posible implementación. Analistas políticos destacan que el tema podría convertirse en un punto álgido en los próximos meses, tanto dentro de Estados Unidos como en el ámbito internacional.
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