La reciente victoria presidencial de Donald Trump ha desatado una oleada de pánico en las empresas estadounidenses. Sus propuestas arancelarias, que incluyen un impuesto del 20% sobre todas las importaciones y un contundente 60% en productos chinos, han llevado a una intensa actividad de lobbying en Washington.
En la firma de lobby Sandler, Travis & Rosenberg, el teléfono de Nicole Bivens Collinson no ha dejado de sonar desde la elección de Trump. Collinson, quien lidera la división de comercio internacional y relaciones gubernamentales de la compañía, ha descrito el frenesí: “Doce llamadas tras otra, sin parar”, afirmó a CNBC. Las empresas buscan desesperadamente formas de protegerse, recurriendo a exenciones arancelarias y buscando lagunas legales.
Un estudio de 2021 reveló que las exenciones arancelarias durante el primer mandato de Trump tenían mayores probabilidades de ser aprobadas cuando provenían de empresas de lobby cuyos empleados habían contribuido al Partido Republicano, lo que refleja las complejas dinámicas políticas y económicas en juego.
El desafío que enfrentan las empresas es significativo, mientras la administración de Trump se prepara para implementar estas medidas arancelarias que podrían alterar radicalmente las cadenas de suministro y el comercio global.
Imágen cortesía: El Financiero