El Gobierno del presidente Joe Biden ha implementado una nueva y más estricta normativa que restringe el acceso al asilo en la frontera de Estados Unidos cuando se superan ciertos umbrales de cruces diarios. Esta medida responde al aumento en el flujo migratorio y refuerza las políticas de control fronterizo en un momento crítico para la administración.
La regla final establece que, para que la frontera pueda reabrirse bajo condiciones normales, se debe registrar una disminución significativa en el número de cruces diarios. Además, en una modificación importante, ahora se incluirán en el conteo de llegadas a los menores no acompañados provenientes de países distintos a México, lo que añade otra capa de control a los mecanismos fronterizos.
Con esta medida, la administración Biden busca gestionar más efectivamente el creciente número de personas que intentan ingresar al país, un desafío que ha sido constante en los últimos meses. Sin embargo, esta política también podría generar críticas entre grupos de derechos humanos que defienden el derecho de asilo como un principio fundamental.
El endurecimiento de las normas refleja la presión política interna y externa sobre la Casa Blanca para equilibrar la seguridad fronteriza con los compromisos humanitarios, un tema central en el debate migratorio de Estados Unidos.
Imágen cortesía: The New York Times