Una madrugada trágica sacudió Chicago cuando un tiroteo a bordo de un vagón del Metro dejó un saldo de cuatro muertos. El ataque ocurrió alrededor de las 5:30 a.m. local en un tren de la Línea Azul de la Autoridad de Tránsito de Chicago (CTA), mientras se dirigía hacia Forest Park, en el oeste de la ciudad.
Las autoridades locales recibieron la primera llamada de emergencia informando de que tres personas habían sido alcanzadas por balas en la estación de la Línea Azul. Al llegar, la policía de Forest Park encontró a cuatro personas baleadas. Tres de ellas fueron declaradas muertas en el lugar, mientras que una cuarta víctima falleció posteriormente en el Centro Médico de la Universidad de Loyola en Maywood, Illinois.
El presunto atacante, que se había dado a la fuga tras el tiroteo, se subió a otro tren en un intento de escapar. Sin embargo, las autoridades de Chicago lograron localizarlo y arrestarlo rápidamente, gracias a las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia del sistema de metro.
La CTA, en un comunicado oficial, expresó su consternación ante el suceso: “Aunque se trató de un incidente aislado, este acto de violencia atroz y escandaloso nunca debió haber ocurrido, y menos en un tren de transporte público.” La organización destacó la gravedad del incidente en un entorno que debería ser seguro para los pasajeros.
Este tiroteo se enmarca en un preocupante contexto nacional. Según la organización Gun Violence Archive, en lo que va del año, han muerto 11,463 personas en Estados Unidos debido a armas de fuego, y se han registrado 22,027 heridos. La violencia armada sigue siendo un problema crítico en el país, y el ataque en el metro de Chicago es un doloroso recordatorio de la urgencia de abordar esta crisis.