El miércoles se llevó a cabo en Georgia, Estados Unidos, la ejecución por inyección letal de un prisionero condenado por el homicidio de una mujer hace treinta años. El ejecutado fue Willie James Pye, un afroamericano de 59 años, sentenciado en 1993 por el secuestro, violación y asesinato de Alicia Lyyn Yarbrough, con quien había mantenido una relación.
Esta ejecución marca la primera en Georgia en más de cuatro años. A pesar de los esfuerzos de los abogados de Pye y de los activistas en contra de la pena de muerte, no lograron detenerla. Pye fue ejecutado a las 23:03 hora local en un penal de Jackson después de solicitar una última comida de sándwiches de pollo y hamburguesas, según informó el Departamento de Correcciones de Georgia.
A pesar de los intentos de la defensa por obtener clemencia argumentando la ineficacia y el presunto racismo de su primer abogado de oficio, así como las difíciles circunstancias en las que se desarrolló su vida, la junta de Perdón y Libertad Condicional de Georgia rechazó conmutar la pena de muerte por cadena perpetua.
Según los registros judiciales, Pye y dos amigos cómplices irrumpieron armados en la casa de la nueva pareja de Yarbrough con la intención de robar dinero. Tras encontrar a la mujer sola con su bebé, la asaltaron, la secuestraron, la violaron en un motel y finalmente la asesinaron a tiros en una carretera.
Uno de los cómplices, quien era adolescente en ese momento, confesó los crímenes a las autoridades y testificó contra Pye y el otro cómplice, quien recibió una sentencia de cadena perpetua.
