Tapachula, Chiapas. A pocas semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, un grupo de aproximadamente 2,000 migrantes partió desde Tapachula, Chiapas, con la esperanza de llegar a territorio estadounidense. Sin embargo, las probabilidades de que puedan cruzar la frontera son cada vez más reducidas, en medio de un clima político tenso y políticas migratorias restrictivas.
Este grupo, compuesto en su mayoría por personas provenientes de Centroamérica y el Caribe, se ha congregado en el sur de México con la firme intención de buscar mejores oportunidades en el norte. Algunos de los migrantes señalan que han esperado semanas, incluso meses, para recibir documentos temporales en Tapachula, lo que ha motivado la salida masiva.
Un contexto político incierto
La caravana se produce en un momento crítico, cuando las elecciones presidenciales de EE.UU. están a solo semanas de celebrarse. La incertidumbre sobre quién será el próximo presidente ha aumentado la preocupación entre los migrantes. Muchos temen que el nuevo mandatario, sin importar el resultado electoral, mantenga o refuerce las políticas de cierre fronterizo y expulsiones inmediatas bajo el Título 42, una medida instaurada durante la pandemia que ha facilitado la deportación rápida de migrantes.
“Esperamos que el presidente que venga no cierre las puertas de Estados Unidos. Queremos una oportunidad de trabajo y una vida mejor, no queremos ser tratados como delincuentes”, comentó María López, una de las migrantes hondureñas que forma parte de la caravana.
Dificultades en el camino
Los migrantes enfrentan un trayecto largo y peligroso. Las autoridades mexicanas han reforzado los controles migratorios y es probable que el grupo se encuentre con retenes, detenciones y deportaciones a lo largo del camino. A esto se suma el riesgo de caer en manos del crimen organizado, que opera en varias zonas por las que deben transitar.
Además, la posibilidad de cruzar hacia EE.UU. parece más lejana que nunca. A pesar de los esfuerzos por llegar a la frontera, los migrantes son conscientes de que enfrentan una política migratoria estricta, independientemente del resultado de las elecciones. Las recientes medidas de seguridad en la frontera sur de EE.UU. incluyen más personal de la Guardia Nacional, vigilancia tecnológica, y la continuación de las deportaciones exprés.
Expectativas ante el cambio político
A pesar de los obstáculos, los migrantes mantienen la esperanza de que un nuevo gobierno estadounidense pueda ofrecerles alguna solución. Sin embargo, expertos en migración señalan que es improbable que el próximo presidente elimine las políticas restrictivas de manera inmediata, dado el complicado escenario político y social relacionado con la inmigración.
El futuro de estos 2,000 migrantes, al igual que el de miles más, depende no solo de su resistencia durante el trayecto, sino también de las decisiones políticas que se tomen en Washington en los próximos meses. Por ahora, continúan su marcha, con el anhelo de un futuro mejor, pero conscientes de que las probabilidades de cruzar la frontera son cada vez más inciertas.
“Solo queremos una oportunidad”
Con cada paso, los migrantes se aferran a la esperanza de que las puertas de Estados Unidos no se cierren por completo. “Solo queremos una oportunidad”, repiten una y otra vez, mientras avanzan en un viaje que podría cambiar sus vidas, o dejarlos atrapados en un ciclo interminable de incertidumbre y desesperación.
Imágen cortesía de: Expansión