Este miércoles, dos hombres condenados por homicidio en relación con la trágica muerte a tiros de un niño en un automóvil en Pittsburgh fueron sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Markez Anger, de 25 años, y Londell Falconer, de 27, fueron declarados culpables de homicidio en primer grado en junio, por la muerte de De’Avry Thomas, un niño de 18 meses que fue fatalmente alcanzado por disparos el año pasado mientras estaba en el asiento trasero de un automóvil en el centro de Pittsburgh.
Según la acusación, Falconer conducía el vehículo, mientras que su acompañante, Anger, efectuó más de una decena de disparos contra otro automóvil cerca del conocido complejo de edificios del centro de la ciudad, PPG Place, en mayo de 2022. Trágicamente, al menos uno de los disparos impactó en De’Avry, quien lamentablemente perdió la vida en el lugar del suceso, mientras que su madre salió ilesa.
Las cámaras de seguridad capturaron imágenes de Anger asomándose por la ventanilla del asiento del copiloto y disparando al vehículo en el que viajaba De’Avry, mientras que los transeúntes comenzaban a huir, según las autoridades. Posteriormente, se encontraron un total de 13 orificios de bala en el vehículo afectado. Las imágenes de seguridad, registradas en el Sector Norte de la ciudad, donde el vehículo fue abandonado, mostraban a Falconer saliendo del asiento del conductor. Las huellas dactilares de los acusados fueron encontradas en una lata desechada y en el techo del vehículo, según indicaron las autoridades.
La madre del niño, Dea’Shea Green, compartió con el juez la profunda angustia que siente desde aquel trágico día, mencionando que le resulta difícil conciliar el sueño, ya que los eventos de ese fatídico día se repiten constantemente en su mente. “Me duele aún más saber que, cuando encontré a mi bebé, no podía hacer nada más que abrazarlo y esperar a que llegara la ayuda”, expresó.
Ambos acusados sostuvieron su inocencia y criticaron a sus abogados, manifestando su intención de buscar un nuevo juicio.
El juez Bruce Beemer dictó las condenas obligatorias de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, calificando los disparos como un “acto intencional, descarado e imprudente” que segó la vida de un niño. Además, impuso una pena adicional de entre 22½ y 45 años a Anger por cargos relacionados con asociación delictuosa, intento de homicidio y el uso de armas de fuego, así como una pena de entre 15 y 30 años adicionales a Falconer por asociación delictuosa e intento de asesinato.
